miércoles, 11 de abril de 2012

INSPIRACION MUSICAL

Esta historia surgió de una bella canción:  I'll Find A Way -  Rachael Yamagata
Aquí la dejó sin más.

Yo le amaba desesperadamente pero era muy orgullosa para reconocerlo. 

Él lo tenía todo, pero no me tenía a mí, y también era muy orgulloso para pedirme que fuera solo suya.

Cada poco tiempo nuestros caminos se encontraban,  nuestras miradas se cruzaban y nuestros cuerpos se reconocían a gritos, unos gritos que solo nosotros oíamos. Lejos de todos los demás siempre lográbamos escabullirnos sin que nadie lo notara, y creábamos ese mundo que interiormente anhelábamos. Un mundo en el cual  nos amábamos. 

Nunca nos hicieron falta las palabras para entender lo que sentíamos el uno por el otro. Pero también es verdad que esa falta de palabras era lo que siempre nos separaba.

Yo le quería, y lo quería para mí, pero no se lo decía. Interiormente sé que a él le pasaba lo mismo. No conozco sus motivos, pero se los míos.

Ahora sé que no hay peor cosa que el miedo, eso era lo que yo sentía, mucho miedo. Es algo que no me he podido quitar, sigo siendo una cobarde a pesar de los años.
Hubo un momento en que todo iba bien, parecía que las palabras necesarias surgirían. Pero finalmente ese momento no llegó.

Así que un día sin saber cómo le estaba dando el último beso. Lo supe con solo rozar sus labios. La tristeza fue inmensa. Pero no lo deje ver. Él tampoco. Odio el miedo a hablar.

Me eche la culpa mucho tiempo. Luego vi que los dos habíamos sido culpables. Él también fallo, pero yo no quise verlo en su momento. La venda de los ojos que me puse era muy espesa.  La suya también.

Es un amor para siempre, yo siempre le busco, lejos y cerca de los otros. 

Cuando le veo mis labios se secan con el deseo que surge de besarlos. Si no me doy cuenta me pierdo mirándole a los ojos,  todo a mi alrededor desaparece, y tengo que gritarme como loca interiormente para apartar la mirada. Me ruborizo cuando me dice algo que solo yo entiendo. Y se me eriza el pelo de la nuca cuando me acaricia la espalda  de arriba abajo al saludarnos. Nadie se da cuenta, solo nosotros. A veces me sorprendo a mi misma buscando excusas para volver a verle, y me invento conversaciones por teléfono, pero luego no le llamo, sé que esas conversaciones nunca se darán, ya es tarde.

Una parte de mi siempre estará enamorada de él, el problema es que no sé como de grande es esa parte. Algunos días noto que ocupa todo mi espacio interior. Por eso le sigo buscando, quizás algún día encontraremos las palabras que tanto necesitamos.

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