Pues sí, aparte
de ser una frase mítica de Juegos de Tronos (que grandes libros, que gran
serie), en estos días se convierte en una gran verdad.
Una verdad que
desgraciadamente forma parte de mi realidad, esa de la que tantas veces intento
huir.
Llego a trabajar
de noche, a las 7.45 ya estoy en la oficina, como alma en pena, y salgo de día,
pero como se acerca el invierno, en unas semanas dejare de ver la luz del
sol!!!. Saldré en la más absoluta
oscuridad.
Bueno, siempre
está la opción de mirar por la ventana, porque de asomarse nada, que desde una
planta 47 lo tengo difícil. Ni esa opción me queda.
Y cuando el
invierno se acerca todo va mal. Pierdes el sol, pierdes horas al día, pierdes
ver a tus hijos (mi niña soñada), y encima hasta que llega de verdad no sabes
que ponerte.
Que si por la
mañana hace frio, que si luego calor, que si un abrigo es pasarse, que si con
una chaqueta te hielas, el estrés que me produce el armario es proporcional al
horror que le tengo al invierno.
Bueno, al menos
en mi cabeza puedo imaginar que es primavera.